Llegar a esta ciudad de la provincia del Véneto no es excesivamente difícil, ya que está muy bien comunicada por carretera, tren y por su aeropuerto, a unos escasos 15 kilómetros de la ciudad, además que de la estación de trenes parten autobuses hacia el aeropuerto con regularidad. Es una de las ciudades más grandes de Italia, aunque solo cuente con cerca de 300.000 habitantes, y la atraviesa el río Adige, así como está rodeada de montañas, aunque la mayor parte de la ciudad se encuentra sin desniveles importantes.
Una vez en la ciudad, tomamos dirección centro, en nuestro caso desde Porta Nuova hacia el Arena, si nos fijamos podremos ver parte de la muralla que había antiguamente, aunque ahora al estar reconvertido a un jardín pasa desapercibida en según que tramos. El Arena se encuentra en Piazza Bra, allí buscamos la oficina de información turística, donde compramos una tarjeta para poder visitar los principales monumentos sin tener que hacer colas después en cada monumento.
Entramos en el Anfiteatro Romano, el Arena, no es tan grande como el de Roma, pero no está nada mal, caben 25.000 personas y tiene mas de 100 metros de largo y ancho. Además para aquellos que nos gusta la ópera, allí se hacen conciertos de ópera, que destacan por su sonoridad; no es difícil encontrar entradas si planeas la visita, y la experiencia es muy buena. En esta plaza también podemos encontrar il Palazzo della Gran Guardi y el Museo Lapidario.
Desde aquí nos dirigimos hacia la Tumba de Julieta, Giulietta en italiano, donde además se puede visitar el museo de los frescos, lo bueno de la ciudad que al no ser muy grande y al hacer bastantes paradas, no hace falta coger transporte público como en otras ciudades. Desde allí nuestra siguiente parada fue el Museo de Historia Natural, que se encuentra junto al río, no hay más de 10 minutos andando. Dependiendo el día que vayas es fácil que se encuentren alguna excursión de niños de algún colegio.
Cruzando otra vez el río, nos encontramos con la iglesia de San Fermo, una pequeña pero bonita iglesia. Seguimos caminando en dirección a la casa de Giulietta en Via Capello, uno de los reclamos turísticos de esta ciudad, donde se puede pasar un buen rato viendo un poco de la historia de Romeo y Julieta una pareja de enamorados cuyas familias estaban enfrentadas, y que acabó como todos sabemos con el suicidio de ambos, se puede visitar tanto el patio, como el famoso balcón, como el interior de la casa. Como ya era medio día, hicimos una parada rápida para comer antes de proseguir viendo cosas de esta ciudad.
Tras reponer fuerzas, en Piazza delle Erbe vimos unas cuantas cosas, subimos a la Torre de Lamberti una de las más altas del país desde donde tener una imagen global de la ciudad, el Palacio de la Razón, el mercado que ponen en la plaza que como indica el nombre de la plaza, antiguamente vendían hierbas y plantas. Fue un buen rato. Proseguimos hacia la no tan conocida casa de Romeo, luego Santa Anastasia, para llegar a la Catedral de la ciudad.
Desde allí cruzamos el puente para visitar el Museo Arqueológico, el Teatro Romano, Castel San Pietro, resumiendo...subimos por la colina para tener la que es la mejor panorámica de la ciudad (que me sirve de cabecera para el blog). Dada la época del año vimos el atardecer desde allí, pudiendo sacar algunas buenas fotos.
La última parada antes de volver fue visitar museo Castelvecchio, que como el nombre indica es un Castillo Viejo, pero reformado y muy bien habilitado para las exposiciones.
Tal vez la visita fue un poco rápida, pero con un par de días es más que suficiente para ver bien la ciudad, ir de compras y disfrutar de la gastronomía autóctona...en fin, una bonita ciudad que merece ser visitada si se han visto las principales ciudades italianas como Roma, Florencia, Venecia y alguna más...
A disfrutar del viaje!!!
Me interesa el tema de la ópera en el Arena!
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