lunes, 22 de octubre de 2012

SÜDTIROL


Hola de nuevo

En esta ocasión, nos dirigimos a una de las provincias más al norte de Italia, a Trentino-Alto Adige. Lo cierto es que es una Italia diferente a la que conocí durante mi estancia en ese país, más que Italia es Austria, con sus casas típicas y con su ambiente tirolés, aunque lo más indicativo de que estás en un sitio diferente es que ni siquiera se habla italiano, hablan ladino o alemán. Eso si, son unas personas muy hospitalarias, entre las cuales me traigo una muy buena amistad de aquella zona.

Las ciudades principales que visité fueron: Bolzano, la capital de Alto Adige; Merano, encantador con su balneario; Bressanone, de donde es otro amigo y la zona de los Alpes de Siussi con el parque natural de Sciliar.


El clima es un factor importante, cuando visité esta zona la primera semana de junio, en Bolonia estábamos a 30 grados, y cuando llegamos allí, las temperaturas rondaban los 20-22 a pleno día, no os quiero contar el frío que hacía por la noche. Respecto a la gastronomía, decir que no te puedes marchar de aquí sin probar el canederli o el strudle, acompañados de una cerveza del terreno, como es la Forst.

Partiendo de Bolonia, con el regional de trenitalia se tarda no llega a tres horas en llegar a Bolzano, donde nos esperaban para subir a Fiè allo Sciliar, donde vive mi amigo Manuel, al pie de los dolomitas, pero a unos 1200 metros de altitud. Se encuentran en esta zona valles y montañas, con terrazas donde comtemplar las magníficas vistas que hay, lo más parecido a la serie "Heidi" que he visto jamás.



Un día lo pasamos en Bolzano, Bozen si es en alemán, destaca la fusión de la cultura italiana con la germánica. Lo primero que vemos que el centro es el casco antiguo, y que una vez pasas el río, pasas también a otra ciudad más moderna. No es muy grande esta ciudad, así que lo mejor es verla caminando, además de que encontrar aparcamiento para el coche es muy difícil y vas a ir a morir a un parking privado.

Qué no te debes perder en Bolzano, pues Santa Maria Assunta, su catedral que se encuentra en pleno centro, de estilo gótico, lo que más me llamó la atención fue su cubierta. En cuanto a iglesias destacar también el convento de los Franciscanos, y el de los Dominicos.Una de las cosas de las que presumen en Bolzano es que tienen el funicular más antiguo del mundo, que data del 1908, este dato lo he tenido que buscar en internet, porque no me acordaba, aunque sí me quedo claro que era uno de los estandártes de la ciudad. Destacar también que se ven muchos castillos por la zona, pero el más representativo donde me llevaron es el Castillo de Roncolo, cuya entrada vale 9€, y para ir hay que coger un bus. En cuanto a arquitectura destacan los edificios de la universidad, que destacan por su modernismo frente al estilo tirolés de todos los edificios del centro, así como un par de puntes de eje curvo que se encuentran justo al lado de estos edificios. Una vez visto esto poco más queda que pasear por las calles del centro, algunas aporticadas y otras no, pero todas llenas de comercios.




En Merano la cosa cambia, se nota que es una ciudad donde reina la tranquilidad, una ciudad balneario, con su río también, el Passer. Dos cosas destacaría, las Termas de Merano y el parque nacional de Stelvio, cercano a esta población. No tiene mucho que ver esta ciudad, más bien es para relajarte. Su catedral, su centro de compras, y sus paseos, Passegiatta d'Estate e Passegiatta d'Inverno, y la más bonita es la Passegiatta Tapeinner, que te acerca a los Alpes. Al igual que pasa con Bolzano, hay muchos castillos lindando a esta ciudad.




La última de las ciudades que visité fue Bressanone, la que estaba más cerca de Austria. Destacar su catedral, sus palacios, los jardines del Palacio Obispal, etc. Pero aquí hay que probar el Speck, algo parecido al jamón serrano, pero que no le hace ni sombra!!!, aunque lo debía probar, ya que es típico. También hay que probar el Zelten, un dulce típico de la zona. Lástima que no fuera en navidad, ya que allí sus mercadillos de Navidad son los más visitados de la zona, o eso me dijeron, está claro que cada uno tira para su casa.

El último día lo dedicamos a la naturaleza en estado puro, a caminar por el Parque Natural de Sciliar, a subir a las montañas más altas de la zona, que pasan los 3000 metros de altura, a subir en teleférico, y a tomar cerveza en un bar que estaba en la parte alta de las montañas; que bien que venía después de una caminata de un par de horas. No hay que perderse el Laghetto di Fiè.



Resumiendo, es un viaje a una zona muy tranquila de Italia, donde impera el relax. Habrá que volver pronto a ver a los amigos!!!
Un saludo.

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