martes, 16 de octubre de 2012

BOLONIA


Para mi primer viaje no se me ocurría nada mejor que empezar por esta ciudad, que me impresionó tanto la primera vez que la visité (es todo lo contrario al tipo de ciudades que me gustan, grandes, con tráfico, llenas de luces, bulliciosas...), que me fui a vivir a ella un año gracias a una beca de la universidad.



La primera vez volé vía Milán y volví vía Pisa, para aprovechar el viaje y ver otras ciudades, pero las siguientes veces he tomado el vuelo directo de una de esas compañías “low cost” que hay en el mercado bastante conocidas. Lo primero hay que remarcar para esta escapada es que el aeropuerto Guglielmo Marconi está a 15 minutos del centro de la ciudad en bus de línea, lo cual hace que no pierdas nada de tiempo en empezar la visita y que es posible visitar toda la ciudad andando porque las distancias no son muy grandes. En un año que duró mi estancia da tiempo de ver la ciudad perfectamente, pero voy a hacer un resumen de las cosas que para mí se deben ver en esta pequeña pero gran ciudad, resumiendo un itinerario de los que hacía con mis amigos o familia cuando vinieron a visitarme.


La llegada en bus desde el aeropuerto es a la estación central de trenes, el coste de este autobús, el BLQ, es de 6 euros, desde donde nos dirigimos a nuestra residencia, puedo recomendar el hotel donde me quedé la primera vez, pero una mejor recomendación es buscárselo dentro del “Viale”, que es la zona donde se encontraba la muralla antiguamente. Al subir por Via Independeza ya se ven los pórticos típicos de esta ciudad, esta es la calle donde se encuentra el mayor número de tiendas, pero la verdad es que hay tiendas por todas partes. Nada más empezar a andar te encuentras con el Parco della Montagnola, seguido de la Piazza 8 Agosto, tras seguir andando llegamos a Piazza Maggiore, no hace falta decir más, es el centro de la ciudad. Imprescindible visitar la Sala Borsa, il Duomo, il Comune, la fuente de Neptuno, bueno, todo esto se ve a simple vista desde la misma plaza. Depende la época del año en que se visite, sentarse en los escalones de la catedral mientras se toma algo y ver el ritmo de la ciudad es de las mejores experiencias que tiene esta ciudad. Decir también que en esta plaza siempre hay actividades culturas, mercados, exposiciones...



Lo mejor desde este punto es subir a Due Torri, con un precio de 2 o 3 euros, no recuerdo exactamente, el emblema de la ciudad, un par de torres que sobresalen del skyline, con una de las dos inclinadas; os recomiendo subir y disfrutar de las vistas de toda la ciudad que hay, no es nada caro. Cuenta la leyenda que hay que subir una vez Laureado, sino, nunca acabas la carrera.

Al salir de Due Torri, que mejor que tomarse un helado en  el inicio de la calle Zamboni para recuperar fuerzas, e ir bajando por esta calle viendo todas las facultades de la universidad, así como alguna de las muchas iglesias que tiene esta ciudad. Podemos hacer una parada para comer, que mejor que acercarse a Via Marsala a comerse una pizza de la que para mí es la mejor pizzería de Bologna,” il Portico”. Y seguir callejeando por el centro hasta encontrar el canal que hay, mejor no digo donde exactamente, para encontrar cerca uno de los 7 secretos que tiene la ciudad. Al atardecer recomiendo hacer el aperitivo en alguno de los locales del centro, es lo más cómodo y típico para emprender la noche en Bologna, y pisar alguno de los pubs que hay por el centro. Tras un día agotador, que mejor que ir a descansar, y reponer fuerzas para el día siguiente.



En el segundo día, lo mejor es empezarlo con un buen capuccino, y si puede ser en Giardini Margherita, mejor que mejor, es el pulmón de la ciudad, un parque en la zona alta, que se llena de gente cada día. De aquí un paseo por Via Castiglione nos llevará de vuelta al centro, donde por la parte de detrás de la catedral, debemos visitar el Archigimnasio, la antigua sede de una de las universidades más antiguas del mundo, de 1088. Como tras el paseo habrá un poco de hambre, otro lugar donde comer puede ser la Osteria dell’Orso, en Via Mentana, vayas a la hora que vayas siempre hay gente comiendo. Es interesante ver el ambiente de la zona cercana a Piazza San Francesco y Via del Pratello, otra zona de marcha llena de pubs. Probar el Spritz podría ser bueno, pero a mi no me gustó nada.

Además de este itinerario, hay miles de cosas que ver, Bologna es una ciudad muy activa culturalmente y siempre hay algún mercado o feria por sus calles, además de los innumerables museos o su teatro de la ópera. Es bueno pasear rodeando el Viale para ver las puertas de la antigua ciudad, las cuales son el resquicio de que existía una muralla que rodeaba la ciudad en la antigüedad.



Desde Bologna se pueden hacer algunas excursiones como visitar el Monasterio de San Luca, desde Porta Saragozza, con el pórtico ininterrumpido más largo de la ciudad con más de 4 kilómetros de largo; visitar la fábrica Ducatti, Ferrari o Lamborghini para los amantes del motor; o coger el tren hacia alguna de las ciudades vecinas, ya que ésta es una ciudad muy bien comunicada.



Por cierto, anteriormente nombré que hay 7 secretos en Bologna, os invito a que los encontréis si visitáis esta bellísima ciudad.

Bologna la rossa, la dotta, la grassa…


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